Existen diferentes tipos de personas: las personas a las que el universo les sonríe a diario y las personas que por mucho que se esfuercen se encuentran en mala sintonía con la buena suerte.
No nos debemos ir a los extremos y recordar que existen personas que tienen tanto días buenos como días malos, pero, ¿Cuál es el secreto de la buena fortuna? Quizás si observamos los hábitos de la gente afortunada lo entendamos.
SUELEN PENSAR EN POSITIVO
Son ese tipo de personas que ven el vaso medio lleno todo el tiempo, las piedras en el camino no son más que pequeñas pruebas que les ofrece la vida para crecer. No se sumergen en pensamientos tristes ni negativos, creen que todo sucede por una razón y cada momento vivido es un aprendizaje.
Al tomar cualquier tipo de decisión no piensan en que van a fallar y mucho menos se imaginan el peor de los escenarios en caso de perder, ellos se creen dignos de la mejor de las suertes y para ellos es algo común que las cosas se den a su favor.
Cuando apuestan o se arriesgan, no piensan en cosas como “Nunca lo podre conseguir”, “Es difícil que me suceda, siempre me va mal”, “Eso no les sucede a las personas comunes como yo” o el típico “Es muy bueno para ser realidad”.
Confían en ellos mismos
Son ese tipo de personas, que, en lugar de aventurarse por otros, apuestan por ellos mismos; se creen preparados para conseguir lo que sea. A estas personas nunca las verás juzgando deliberadamente a otros, ni tampoco señalando los defectos o desaciertos de otras personas, pues eso solo es sinónimo de inseguridades.
Este es un punto muy importante porque… ¿De qué te sirve que otros confíen en ti cuando ni tú mismo te tienes un poquito de fe? La confianza en ti mismo es vital, para que otros te respeten y para que el universo perciba que eres una persona que merece su atención. Por ejemplo, los hábitos de la gente afortunada al momento de asumir cualquier reto es creer que son capaces de hacerlo, que nada será imposible para ellos, y que si se equivocan es para hacerlo mejor luego.
Ellos suelen decretar y pedir
Así es, dentro de los hábitos de la gente afortunada encontraremos que antes de hacer algo nuevo, suelen decretar que les irá bien y piden que así sea. Puede parecer estúpido creer que por decir que conseguirás algo realmente lo logres, pero por muy difícil de creer que sea, si sucede.
Por supuesto, hay cosas que sabes que no son posibles y esperar a que se cumplan no es realista (Como pedir que te salgan alas y decretar que vas a volar, o saltar de un quinto piso y pensar que no vas morir), pero… ¿Por qué no hacer de este un hábito del día a día? Es fácil, comienza con cosas pequeñas como “Decido que éste será un buen día”, “en este día tengo un objetivo y lo voy a conseguir” o “ yo decido mi salud y felicidad”. Poco a poco tanto tú, como el universo asumirán estas palabras. Si quieres lograr esto debes practicarlo todos los días.
Es muy importante tener en cuenta que todos lo que decidas se puede cumplir, el universo no diferencia entre lo malo y lo bueno, si en un momento de ira piensas y dices que algo saldrá mal, así te ocurrirá. Los pensamientos que tengas, buenos o negativos se tornaran de igual forma como decisiones.
Ven luz donde todos ven oscuridad
A veces suceden cosas que no podemos evitar, cosas que nos superan, y sea como sea somos seres humanos y sentimos dolor, rabia, tristeza, decepción o frustración. Todos sin excepción en algún momento experimentamos alguno de estos sentimientos, pero no está entre los hábitos de la gente afortunada cegarse por estas emociones, ellos suelen ver oportunidades tras las derrotas.
Las personas afortunadas no son seres perfectos, también se equivocan y pierden, pero en lugar de pensar “Me esforcé para nada” piensan “Todas las derrotas dejan un aprendizaje, algo tenía que aprender de esta situación” y es así con cada experiencia.
Cada victoria es un momento placentero en sus vidas, que por ser común lo suelen tomar con cotidianidad, pero cada derrota es una experiencia diferente, porque se plantea una situación donde se les permitirá crecer como individuos y así ellos lo perciben.
Cuando se equivocan no se creen que son menos capaces y tampoco pierden confianza en quienes son, eso los diferencia del común, ellos no creen que “el fracaso es solo para las personas fracasadas”. Son personas inteligentes emocionalmente y ven oportunidades donde otros solo ven perdidas, por ejemplo: si perdieran un puesto fijo de trabajo en una ferretería, lo más seguro es que en lugar de lamentarse toda una vida por ello y apresurarse a buscar un nuevo puesto como empleado, utilicen lo aprendido durante esos años de trabajo para montar su propia empresa.
No viven su vida esperando que algo pase
Ellos entienden que lo único que pasa mientras esperas que algo pase, es la vida. Así que corren a vivirla, entiende que sin riesgos no existen las verdaderas ganancias y que la estabilidad no siempre es sinónimo de bienestar, ni económico ni emocional. No pretendas que los resultados de tu vida sean diferentes, si siempre haces lo mismo.
En pocas palabras, la buena fortuna no es más que una cuestión de actitud y confianza en ti mismo, pensamientos positivos y una mente abierta. No te aferres a lo seguro ni tampoco te amarres a una vida llena de inseguridades… ARRIESGATE.