Dos símbolos italianos muy reconocidos y relacionados estrechamente con el dinero, la suerte y el amor. En ambos casos, las gentes de todas partes del mundo, se acercan a ellas deseando que, a cambio de unas monedas, la suerte les pueda sonreír.
Adquiriendo uno o varios boletos de la lotería SuperEnalotto, por una módica cantidad se tiene la posibilidad de conseguir alguno de los premios que se reparten entre las 6 categorías previstas para cada sorteo.
SuperEnalotto es una de esas loterías difíciles, de las que cuesta acertar con la combinación ganadora de primera categoría, y es por ellos que se llegan a acumular botes de cuantías importantes.
En cada sorteo son miles las personas que deseando dar con la combinación principal hacen sus compras de esta lotería, tanto si residen habitualmente en cualquiera de las provincias de Italia donde se pone a la venta, como si es el caso, aprovechando una visita a ese país adquieren algunos boletos “por si acaso”, o desde cualquier parte del planeta, a través de una plataforma online de venta de lotería.
El amor, la suerte y la fortuna también la buscan, aunque de una manera diferente, los cientos de miles de personas que cada año echan en la Fontana alguna moneda siguiendo esa vieja tradición.
Roberto Cercelletta, un personaje curioso que llevó de cabeza a la policía italiana durante 34 años en los que duró su “travesura”.
Este sintecho acudía cada semana a la Fontana y hacia su recolecta especial.
Sacaba de la Fontana todas las monedas que podía, acompañándose de una pequeña pala para agruparlas y hacer montoncitos y de esa manera tener la facilidad desde dentro mismo de la fuente para cogerlas y guardárselas.
Lo curioso del caso es que durante muchos años y a pesar de que mucha gente sabía lo que hacía, y que incluso la misma policía conocía sus andanzas, nada podían hacer ya que al parecer por un vacío legal ese hecho no era un delito.
De esta manera tan insólita, le permitía hacerse con un botín de unos 900 € en apenas 15 minutos de “trabajo” ¡Que lotería más genial!
La suerte parecía que podría cambiar cuando en 1999 se creó una Ley para proteger los monumentos de la ciudad, y a pesar de que en lo sucesivo si que fue detenido en varias ocasiones, él seguía acudiendo a la cita semanal para probar su suerte.
Por parte del gobierno de la ciudad, se determinó que todo el importe de las monedas que se recogían en la Fontana di Trevi se destinarían a causas sociales y se entregarían a Caritas Roma.
Hoy en día se calcula en 1,5 millones de euros los que se recoge anualmente de la Fontana.